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Mi Belén
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          Cuentan que fue San Francisco de Asís, por la Navidad de 1.223, quien realizó la primera representación popular del nacimiento de Cristo.

          En mi casa fue otro Francisco, en este caso Martínez Sotelo, mi padre, belenista sin par, que se pasaba los 365 días del año pensando en su Belén.

          Me contaba mi padre que corrían los años 50 y en mi pueblo, Cangas de Morrazo (Pontevedra), se respiraba quizás el momento más importante en cuanto a la tradición de los belenes, tanto por la cantidad de ellos como por su calidad.

          En ese momento nació en él eso que a la larga se convertiría en la tradición más importante de mi casa, el Belén.

          Era joven y comenzó haciendo uno de un metro cuadrado con figuras de 6 cm. de barro y de las “baratas”.

          El Belén fue creciendo al mismo ritmo que la familia, las figuras pasaron a ser de 12 cm. y de Ortigas (para mí el mejor), lo hacíamos en el salón de casa y era de 6 metros cuadrados y ya con agua corriente.

          Ya en los años 80 y 90 decidimos dar un salto de calidad muy importante al Belén de casa, le incorporamos figuras mayores de hasta 21 cm, principalmente de los grandes maestros murcianos, Manuel Nicolás y Serrano; instalamos los primeros motores a molinos y norias; las hogueras imitando fuego; empezamos a trabajar los juegos de espejos; montamos el “día y noche” y su tamaño pasa primero de 12 metros cuadrados hasta los 23 que aproximadamente tiene ahora.

          Actualmente yo sigo esa herencia que es la tradición de montar cada año un Belén diferente en nuestra casa, junto con el resto de mi familia, esperando que otro la siga por muchos años.

          Por último, doy las gracias a los que cada año colaboran desinteresadamente con nosotros y a los cientos las personas que, visitando nuestro Belén, mantienen viva esta tradición.

Francisco José Martínez Prieto
Francisco J. Martínez Prieto